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‘El día que llegó la ópera a Rosas’. Margarita Londoño. Enrique Uribe White, protagonista de la novela. NTC ... Registros
https://enriqueuribewhite.blogspot.com/2018_11_18_archive.html
Este registro se publica AQUÍ, en este NTC ... blog sobre Rafael Uribe Uribe, http://rafael-uribe-uribe-tw.blogspot.com/2018_11_18_archive.html , considerando que en las páginas 53 y 54 del libro se lo menciona y se lee:
“... Esta obra monumental le fue encargada al joven ingeniero Enrique Uribe-White, sobrino del glorioso general liberal Rafael Uribe Uribe, quien peleó en otra guerra, la de los Mil Días, tan inútil e insensata como la que se estaba iniciando con el Perú.
Había sido signatario del tratado de rendición que puso fin a esa guerra fratricida y permitió treinta años de hegemonía conservadora en manos del partido triunfador, Uribe Uribe se convirtió en bastión de la resistencia partidista hasta que fue asesinado a hachazos frente al Capitolio Nacional en 1914. Desde entonces su imagen se entronizó como la del gran mártir de la democracia y su estirpe afianzó la costumbre de convertir los apellidos en salvoconducto para el éxito político o la bienaventuranza en los negocios.
Así sucedió con el sobrino, aunque este nunca se interesó por las armas, la política o los negocios. Era un hombre culto, lector virtuoso que mantenía por respeto a la memoria de su ilustre pariente, buenas relaciones con la dirigencia política e intelectual de Popayán y Bogotá; pero sin darle importancia al color partidista de sus amistades, algo que no era bien visto entre los seguidores liberales de su tío inmolado.
Sin embargo, para la construcción de la carretera se requerían, además de contactos políticos y buenos apellidos, conocimientos técnicos y liderazgo. No era fácil dirigir casi cinco mil hombres, manejar grandes cantidades de dinamita, recuas incontables de mulas y aplicar los últimos avances de la ingeniería con instrumentos de medición topográfica y, sobre todo, enfrentar las supercherías de una región temerosa de sus leyendas.
….”
“Cuando la ópera llegó a Rosas”
Por: Aura Lucía Mera
El País, Cali, Octubre 29, 2018 - 11:40 p.m. .com. Impreso:
Oct. 30
Pocos
libros me arrastran en un torbellino visual y me hacen sentir que soy parte de
esa aventura, que los personajes los conozco, sus facciones, el olor a gitano
mal sentado o a perfume fino, el hablar alambicado del lagarto payanés, o la
voz autoritaria de Uribe White
responsable de la construcción de la
carretera Popayán-Pasto.
El pueblo de Rosas donde confluyen los contrabandistas, los peones, las mulas cargadas de dinamita, las putas, el cura y su sacristán, el cantinero y su hija que alivia los clientes con sus favores; el maestro Valencia y sus poemas; el terror al Valle del Patía y la malaria, los insondables abismos plagados de víboras y niebla. En fin, ¡no cuento más!
Me lo envió Margarita Londoño Vélez. Su segunda novela. La primera fue ‘Qué ganas de matarlo’, y aunque su especialidad son los libros para niños que se venden como pan caliente, esta vez se arriesgó, investigó y logró esta narración de la realidad y picaresca colombiana, aquella que ya nadie recuerda pero que refleja ese país donde se abrían carreteras a pico y pala y mula. Además unir Popayán con Pasto era urgente por las guerras continuas con el Perú. Ya todo es historia. Pero volverla presente en esa pluma divertida y cáustica de Margarita se convierte en una delicia.
No adelanto más. La pueden conseguir en La Nacional. Lo que sí adelanto es que llamé a Carlos Palau, cineasta que sabrá captar esta historia a ver si algún día la vemos en la Pantalla Grande. ¡Ojalá!
***
El pueblo de Rosas donde confluyen los contrabandistas, los peones, las mulas cargadas de dinamita, las putas, el cura y su sacristán, el cantinero y su hija que alivia los clientes con sus favores; el maestro Valencia y sus poemas; el terror al Valle del Patía y la malaria, los insondables abismos plagados de víboras y niebla. En fin, ¡no cuento más!
Me lo envió Margarita Londoño Vélez. Su segunda novela. La primera fue ‘Qué ganas de matarlo’, y aunque su especialidad son los libros para niños que se venden como pan caliente, esta vez se arriesgó, investigó y logró esta narración de la realidad y picaresca colombiana, aquella que ya nadie recuerda pero que refleja ese país donde se abrían carreteras a pico y pala y mula. Además unir Popayán con Pasto era urgente por las guerras continuas con el Perú. Ya todo es historia. Pero volverla presente en esa pluma divertida y cáustica de Margarita se convierte en una delicia.
No adelanto más. La pueden conseguir en La Nacional. Lo que sí adelanto es que llamé a Carlos Palau, cineasta que sabrá captar esta historia a ver si algún día la vemos en la Pantalla Grande. ¡Ojalá!
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‘El día
que llegó la ópera a Rosas’.
Margarita Londoño.
Los
detalles detrás del nuevo libro de Margarita Londoño: 'El día que llegó la
Ópera a Rosas'. Entrevista
EL PAÍS,
Cali, Nov 16 .com, 2018, ompreso: Nov 18
Por: Aura Lucia Mera y Beatriz López - Especial
para El País
FRAGMENTO DE LA ENTREVISTA:
....
‘Cuando la ópera llego a Rosas’ nos traslada a mediados del
Siglo XX, durante la construcción de la carretera Popayán-Pasto. ¿Cómo fue la
investigación?
Eso se lo debo a Álvaro Thomas. Su padre, Julio Thomas, trabajó bajo las órdenes de Enrique Uribe White, protagonista de la novela, y quien además fue el ingeniero real que lideró la construcción de la carretera Popayán-Pasto. Una noche de copas con Álvaro, me contó la historia de esa vía por el lado del realismo mágico. Hay cosas que escribí casi textuales de lo que él me contó. Fue un proceso de mucha investigación.
Calculo que cinco años me dediqué seriamente a trabajar en el libro. Fui a Bogotá al Archivo Histórico, también hablé con Kalmanovich y otros historiadores, busque la Revista PAN de los años 70 y 80, cuyos originales están en la Hemeroteca Nacional. En esa revista escribían De Greiff, Guillermo León Valencia y el mismo Uribe White.
En la cantina de Rosas ocurre casi todo el engranaje de la historia. Es en medio de excesos etílicos, donde se palpa la realidad de la Colombia...
Es que este país no aprende. Ya no se habla del contrabando de anís, porque hoy se trafica con coca. El Estado tenía el monopolio del anís y el de ahora es el alcohol etílico. Pero el Estado no prohíbe el aguardiente sino el ingrediente con que se hace el alcohol aromatizado.
¿El amor fallido del contrabandista indígena con la joven payanesa, es el reflejo de una sociedad excluyente y racista?
Popayán se quedó anclada en un pasado de nombres y no en generar riquezas, dar oportunidades en lugar de exclusión.
¿Cuál fue la anécdota que más le llamo la atención?
La más linda de todas fue la de Enrique Uribe White, que vivió como un ermitaño en una cueva. Como no le creí, me llevó hasta el sitio que está en el río Patía. Subiendo un poco la cuesta hay una peñita donde está la gruta, donde él vivió por un tiempo, quizá -pensé yo- por la decepción con sus ingenieros y trabajadores.
Eso se lo debo a Álvaro Thomas. Su padre, Julio Thomas, trabajó bajo las órdenes de Enrique Uribe White, protagonista de la novela, y quien además fue el ingeniero real que lideró la construcción de la carretera Popayán-Pasto. Una noche de copas con Álvaro, me contó la historia de esa vía por el lado del realismo mágico. Hay cosas que escribí casi textuales de lo que él me contó. Fue un proceso de mucha investigación.
Calculo que cinco años me dediqué seriamente a trabajar en el libro. Fui a Bogotá al Archivo Histórico, también hablé con Kalmanovich y otros historiadores, busque la Revista PAN de los años 70 y 80, cuyos originales están en la Hemeroteca Nacional. En esa revista escribían De Greiff, Guillermo León Valencia y el mismo Uribe White.
En la cantina de Rosas ocurre casi todo el engranaje de la historia. Es en medio de excesos etílicos, donde se palpa la realidad de la Colombia...
Es que este país no aprende. Ya no se habla del contrabando de anís, porque hoy se trafica con coca. El Estado tenía el monopolio del anís y el de ahora es el alcohol etílico. Pero el Estado no prohíbe el aguardiente sino el ingrediente con que se hace el alcohol aromatizado.
¿El amor fallido del contrabandista indígena con la joven payanesa, es el reflejo de una sociedad excluyente y racista?
Popayán se quedó anclada en un pasado de nombres y no en generar riquezas, dar oportunidades en lugar de exclusión.
¿Cuál fue la anécdota que más le llamo la atención?
La más linda de todas fue la de Enrique Uribe White, que vivió como un ermitaño en una cueva. Como no le creí, me llevó hasta el sitio que está en el río Patía. Subiendo un poco la cuesta hay una peñita donde está la gruta, donde él vivió por un tiempo, quizá -pensé yo- por la decepción con sus ingenieros y trabajadores.
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MÁS INFORMACIÓN y DETALLES sobre el LIBRO:
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